Un día sin mi Nintendo 3DS

Soy videojugador desde que tengo uso de razón. Conocer el NES fue uno de los grandes momentos de mi vida, representó el conocer un mundo mágico en el que todo podía pasar, lo único que debía hacer era conectar esa pequeña caja gris a una televisión y listo, todo se detenía a mi alrededor mientras jugaba The Legend of Zelda, Double Dragon, Contra o Duck Hunt.

Todo parecía felicidad pero claro, también tenía un punto negativo. En algún punto siempre debía separarme de mi consola, momento que aprovechaba para imaginar jugadas, pensar en estrategias para cuando volviera a esta junto a mi NES, pero sí, el tiempo pasaba muy lento, demasiado, por lo que cuando aparece el Game Boy, mi vida se vuelve a transformar.

No lo tuve al momento de su salida, de hecho tardé algún tiempo en tenerlo, y mi fiel compañero fue un Game Boy Pocket por mucho tiempo. Conforme fueron apareciendo nuevos modelos del exitoso portátil de Nintendo, jugué obras maravillosas, como TLOZ: Link’s Awakening, Game & Watch, Pokémon Yellow, Super Mario Bros. Deluxe, Castlevania… en fin, todo lo que se puedan imaginar, y claro, ahora en mis caminos me acompaña un Nintendo 3DS.

N3DS_PokemonYellow_02

Cuando no juego Wii U antes de dormir, mi amigo es el Nintendo 3DS, un amigo quizá más personal que la consola casera, debido a que lo que se vive en esa pantalla, pocas veces se puede compartir con más personas. El recuerdo de lo que ahí ocurre, se queda solo en nuestra mente.

Es una tradición, un ritual. Conectar la consola antes de salir a cualquier lugar para poder cargar la batería y estar preparado para cualquier situación. Es más que una consola, es un amigo que te acompaña en esas visitas incómodas que no tuviste otro remedio que aceptar, es un salvavidas en los famosos paseos a tierras lejanas en los que lo único familiar que ves, es justamente esa pantalla encendida con un juego nuevo, una aventura más.

monsterhunter4

En el transporte público, camiones, metro, nos hace olvidarnos de ese entorno para viajar a otra dimensión, en la que podemos lograrlo y ser todo lo que deseemos.

Por todo lo anterior, un día sin esta consola es un día diferente. Hace un par de días salí sin mi buen amigo, no fue algo que yo así decidiera, simplemente un descuido como muchos que pasan, pero que nunca te ocurren a ti, al menos no hasta ahora. Lo primero que viene a tu mente es la negación y el autoengaño, el creer que no la vas a necesitar, pero no es así, la necesitas igual que todos los días.

Se siente la chamarra menos pesada, pero no por la ausencia de la consola, sino de las aventuras que ahí puedes vivir, logrando con esto que el camino que recorres para cualquiera de tus destinos, sea pesado, aburrido e inclusive triste. No quiero decir que esta consola nos salve el día, pero lo diré, esta consola nos salva el día.

CN_ZELDAMM03

Intenté mirar un poco el teléfono o escuchar música, pero al ser de videojuegos, sólo aumentaba mis ganas de jugar. Para variar, un día de esos en los que el tránsito de la ciudad no te ayuda y terminas haciendo más tiempo del que deberías. ¿Qué pasó al final? llegué a mi destino, entre a mi casa y ahí, junto al Wii U, estaba el Nintendo 3DS, con sus luces encendidas, indicando que estaba listo para jugar. Lo tomé, lo abrí y miré con alegría todos mis juegos, tanto físicos como descargados, elegí uno y comencé a jugar, tal vez por mi descuido no me había salvado de un regreso pesado, pero si estaba ahí al final del día para remediarlo.